sábado, 11 de enero de 2025

Romance Sonámbulo

Verde que te quiero verde. 

Verde viento. Verdes ramas. 

El barco sobre la mar 

y el caballo en la montaña. 

Con la sombra en la cintura 

ella sueña en su baranda, 

verde carne, pelo verde, 

con ojos de fría plata. 

Verde que te quiero verde. 

Bajo la luna gitana, 

las cosas le están mirando 

y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde. 

Grandes estrellas de escarcha, 

vienen con el pez de sombra 

que abre el camino del alba. 

La higuera frota su viento 

con la lija de sus ramas, 

y el monte, gato garduño, 

eriza sus pitas agrias. 

¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? 

Ella sigue en su baranda, 

verde carne, pelo verde, 

soñando en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar 

mi caballo por su casa, 

mi montura por su espejo, 

mi cuchillo por su manta. 

Compadre, vengo sangrando, 

desde los montes de Cabra. 

Si yo pudiera, mocito, 

ese trato se cerraba. 

Pero yo ya no soy yo, 

ni mi casa es ya mi casa. 

Compadre, quiero morir 

decentemente en mi cama. 

De acero, si puede ser, 

con las sábanas de holanda. 

¿No ves la herida que tengo 

desde el pecho a la garganta? 

Trescientas rosas morenas 

lleva tu pechera blanca. 

Tu sangre rezuma y huele 

alrededor de tu faja. 

Pero yo ya no soy yo, 

ni mi casa es ya mi casa. 

Dejadme subir al menos 

hasta las altas barandas, 

dejadme subir, dejadme, 

hasta las verdes barandas. 

Barandales de la luna 

por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres 

hacia las altas barandas. 

Dejando un rastro de sangre. 

Dejando un rastro de lágrimas.